viernes, 1 de abril de 2011

Todas se me escapan

Más que una historia, querría dejar aquí una pequeña constancia previa del corolario de el pequeño episodio que sigue. Como me suele gustar hacer. Esta vez es sobre la voluntad, la firmeza y la convicción de lo que uno desea, por lo que uno lucha y en lo que cree que tiene un sentido. Es lo que yo suelo llamar en muchos círculos, la fuerza con la que se sigue el norte, la fe en que destino que se desea alcanzar es lo que verdaderamente se quiere. Y, como suele acostumbrarse en este país, solo nos damos cuenta de lo que teníamos, cuando ya no lo tenemos,... y en esta ocasión es la convicción y voluntad de hacer las cosas. Agradezco cada día que una misteriosa entidad, la cual no quiero ni atribuirle ninguna clase de palabra-código, me haya dotado de un crédito ilimitado para seguir mis convicciones.

Eso sí,... sin un norte claro, sin un punto de llegada bien fijado en la conciencia de nuestro presente... jamás podemos tener voluntad.

Empieza la acción.

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El teléfono sonó. Era Luis, confirmando que iba a llegar a mi casa en pocos minutos y que se iba a retrasar menos de lo que anteriormente me había anunciado. Él necesitaba hablar con alguien, según me dijo, al pedirme que le invitara al oasis de paz y recogimiento de mi hogar. Así que mientras tanto preparé unas tapitas para no tener que entretenernos mientras charlábamos.

Me gustaba escucharlo. Pero más me habría gustado que él se supiera escuchar a sí mismo, pues solía decir él mismo en voz alta las recetas de la vida más aconsejables para él. Pero no se hacía caso a sí mismo. Necesitaba un amigo como psicólogo, para no sentirse enfermo ni

  • Holaaaaaa, guarrónnnnnnnn. – Le dije.
  • ¿Qué pasa sinvergüenza? – Nos miramos jocosamente y nos saludamos a la americana.
  • Anda venga, vamos a por unas birritas y me cuentas qué cojones te pasa. – Le dije mientras nos dirigíamos a la cocina a por ellas.
  • Pues nada, lo de siempre. Pero esta vez es distinto, porque tío,... es que no se lo que pasa que no me duran las tías...
  • Jajajajaa,... a ver explícate mejor, que yo soy muy malpensado. – Y brindamos con las latas. Una breve pausa y me explicó.
  • Tu en tu línea de tooooda la vida, jajajajjaj... que eso de escribir tantos relatos guarros te tiene sorbidos los sesos, jajajajajaja.

Ambos nos reímos a costa de mi afición literaria, la cual Luis intentaba vulgarizar como buen macho competidor en el mercado. Y a mi, como me gusta reírme de mi mismo, pues equilibrio perfecto.


  • Bueno, dejemos aparte este tema, y ¿qué es lo que te cuentas? ¿Porqué dices que las tías no te duran...?
  • Pues no tengo ni idea de porqué me pasa eso tío,... estoy tan a gusto con esta última, y de buenas a primeras me dice que mejor lo dejamos...
  • Pero alguna razón te tuvo que dar... supongo
  • Bueno, pues si, pero la de siempre tío, la misma razón de siempre,... estoy ya aburrido....
  • ¿La de que “eres un buen chico pero noto que no eres el hombre de mi vida”? – Indagué con seguridad de haber hallado.
  • Exacto,... eso mismo...
  • Y bueno... a ver... varias cosas... La primera, y casi por preguntar... ¿no te dio más detalles? ¿No te explicó lo que siente por ti ni nada por el estilo?
  • ¿Y para qué? Joder tío, te comes mucho el tarro ¿eh?
  • Jajajajaja, pues por eso estás tu aquí hablando conmigo, porque tu no te lo quieres comer, y a lo mejor sabes que deberías... Vale, ya veo que tampoco a ti te interesa mucho saber lo que ella piensa.
Luis dejó de picotear los snacks que le había preparado, y que no cesaba de engullir con media ansia desde que nos sentamos en el sofá de mi salón, para decirme:

  • Después de la patada que me ha dado en el culo, malditas las ganas que tengo tío...
  • ¿Y antes? – Le contraataqué. Luis sabe muy bien que no puede mentirme acerca de sus emociones, pues se transfieren a través de su mirada como dos autopistas telepáticas directas con su alma. Y que me encanta extirpar la verdad de su alma, y mostrársela para que él sepa enfrentarse a ella. Por eso vino a verme, pese a que sabía a priori que le iba a poner a prueba.
  • Antes, ¿qué?
  • Que si te preocupabas por lo que ella pensaba o sentía...¿mmm? ¿Lo hacías? Es más... ¿Lo hacías con las chicas anteriores?
  • Bueno, bastante tenía con mis preocupaciones, ¿no? Que tu sabes que tengo unos follones en el curro de mil pares de pelotas... venga tío, no me jodas...
  • Jajajaja... tranquilo que a ti no te jodería nunca, jajajajaaj, por lo menos yo. – Bromeé. – Pero vamos a ver, Luis, ¿Tu a esa chica la querías conservar como pareja? ¿Habrías querido algo más o menos serio? ¿O de qué ibas tu con ella?
  • La verdad es que me he dejado llevar, a ver qué pasaba y si tenía suerte esta vez... Cabrón como tu, la suerte que tienes... que no estás con ninguna y con todas a la vez.
  • Si, normal... es que se lo que quiero, y lo digo,... y eso crea la atracción, se esté de acuerdo o no con mis planteamientos, curiosamente... No creo que eso sea suerte... Creo que más bien es cuestión de saber lo que tu deseas para ti y tu propia fuerza de voluntad y empeño en conseguirlo. Y yo no estoy seguro del todo de que tu tengas claro todo eso...

Arqueé las cejas para interrogarle, mientras se quedó atento escuchando la crítica directa.

  • Pues tío, no estoy seguro de entenderte... Yo creo que si, por lo menos esta última chica quería algo serio, bastaba con que ella me lo hubiera planteado... seguramente me lo habría pensado
  • ¿Lo ves? Te dejas llevar, y no te gobiernas, porque ¿sabes qué? No tienes ni zorra idea de lo que quieres en una relación de pareja, por eso todas te fracasan. Tu eres un tío genial, atractivo, divertido, bien posicionado,... pero ni te enteras tu de tus propios deseos,... y ni mucho menos ellas, a las que llenas de inquietud e incertidumbres...
Se quedó mudo. Y proseguí.
  • Yo que tu me pondría a pensar qué clase de persona es la que deseas tu, y luego haría una especie de breve ceremonia mental para preguntarte a ti mismo si de veras eso que retienes en tu imaginación es lo que quieres... y lo confirmaría... siempre estás a tiempo de cambiar de opinión, jajajajaj... mientras estés vivo.... Pero si tu norte chico,... estás perdido porque no sabes hacia donde vas.... y no sabes cómo emplear tus energías y por eso te aburres incluso aunque tengas la persona más maravillosa a tu lado. No sabrás apreciarla, porque no tienes ninguna base sobre la que contrastar. – Hicimos una pausa para beber un trago, permitirle que escuchara, y proseguí. – Y entonces estoy seguro, completamente seguro, que harás lo indecible por mantener lo que has conseguido. O eso espero, que no seas huevón y lo hagas...
  • Joder tío, me dejas sin palabras... si es que es verdad... – Calló incitándome a que siguiera.
  • Anda, anda,... no me hagas la bola... jajajajajaj. – Reí. – Pero aún no te he contado lo mejor de todo esto que te digo...
  • Pues cuenta.... – Dijo sonriendo ligeramente con un aire de complicidad.
  • Lo mejor Luis, es que tu atraerás a tus deseos cuando éstos se encuentre ahí fuera y te tropieces con ellos por accidente... y el magnetismo de tus deseos lo atraerá hacia ti. A partir de ese momento, entrarás en la fase de mantenimiento de lo que has logrado. Desde luego si no sabes lo que quieres, no deseas nada, y tus codicias no se sentirán atraídas por ti... se escaparán, al igual que ha ocurrido con esta última chica... Pues en realidad no la has deseado atrapar...
  • Interesante...
  • Y esto que te digo es aplicable a todos los ámbitos de tu vida... Por ejemplo, en tu trabajo demuestras un tesón y una firmeza porque... tienes el trabajo que quieres... Y por último yo diría, resumiendo mucho todo que... la fuerza de voluntad nace de los deseos... quien no tiene deseos, jamás logrará podrá dirigir ningún aspecto de su vida...
  • Maestro... – Dijo reverenciándome como si fuera un instructor de artes marciales...
  • Gilipooollasss.... – Y reímos bebiéndonos los últimos tragos de cerveza y volviendo a la cocina a por más.


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