
Sobre sus efectos. Ella se convierte en embajadora de su emisario y rodea de ensoñaciones que asemejan verdaderas al destinatario que está siendo seducido. Le conmueve el alma, y provoca un torrente de emociones empáticas que van en favor del emisario. En el otro sentido ocurre igual, con lo que se genera una sucesión de constantes interacciones sobre los dos sujetos que se conectan a esa máquina de turbulencias mentales. Por un lado produce esas ensoñaciones que necesariamente provocan respuestas basadas en ellas mismas. No es de extrañar que con ese panorama, y esto es un juicio mio que me licencio decir ahora, alguno de los dos sujetos efectúe acciones fuera de lo habitual, o que se halle fuera de la realidad en un momento determinado. Por eso dice el diccionario que un sinónimo de seducción es engaño obtenido con artes diplomáticas o alteración de la percepción de la realidad provocada con palabrería. Bueno, para mi, y esta es otra opinión personal, también puede ser otra cosa. Y la aclaro, pues no quiero tentar a nadie en pensar en que me baso en ficciones. Brevemente: cuando seduzco prefiero mostrar mi ser, esculpido a conciencia, mantenido intacto e invicto al chantaje o al soborno a lo largo del tiempo aunque sometido a penalidades por mi falsa insolencia o mi evidente carácter díscolo. Para mi es mi mejor prenda de seducción, pues con los tiempos que corren, lo auténtico resulta mucho más seductor en si mismo que el mejor de los artificios. Ese es mi lema, y dicho queda por si acaso alguien gusta de usar la misma arte.
Sobre su modo de uso. No existen reglas infalibles. Depende de los sujetos inmersos en ese privado mundo de contexto exclusivo a ambos. Esa nube escurridiza es altamente difícil de manejar, requiere arte, espontaneidad, ninguna clase de lógica ni sistemática, pues la degradan rápidamente y la convierten en artificial, perdiendo ésta todo su efecto, incluso pudiendo provocar que el otro usuario se desconecte. Cuanto mayor sea la conexión con el sistema límbico y el lóbulo cerebral de las emociones, de la creatividad y los instintos, tanto más manejable se hace.

Potenciadores. Desde luego que existen factores que pueden activar considerablemente el efecto de la seducción, como la riqueza, la belleza, la posición social, al margen de las cualidades personales de los sujetos. Sin embargo el elemento que más poder tiene es la inteligencia, y no me refiero a la inteligencia académica que es lo que popularmente se asume, sino a las cualidades del ser despierto, del que es capaz de amoldarse a las circunstancias, de sugestionarse y ser sugestionado, de sentir a su interlocutor y sentirse a si mismo, y dialogar con su entorno y ser capaz de transformarlo. Esos seres son mas vulnerables a la seducción, si bien son los que mejores administradores son de sus servicios. Un arma de doble filo.

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